Rataforo (2011)

Mouriño: Cómo vivió, como murió.

Alejandro Almazán

El presidente Felipe Calderón lo ha dicho varias veces, como Juan Camilo Mouriño lo hizo en sus últimas palabras públicas: en el combate contra el crimen organizado habrá bajas. No se refería, par supuesto, a la que ocurrió el martes pasado en la tarde. Pero Felipe Calderón ha tenido una baja de máxima importancia. Perdió a su amigo, a su mejor estratega, a su cuadro mas cuidado.
Perdía al hombre que habla sido duramente cuestionado por sus opositores, a su alfil más avanzado, al hombre que entró en apuros cuando se exhibieron los contratos que la empresa familiar firmó con Petróleos Mexicanos.
El desplome del jet en que Juan Camila Mouriño, el ex subprocurador José Luis Santiago Vasconcelos y otros funcionarios viajaban de San Luis Potosí al DF ha levantado dudas, sobre todo por la presencia de este, un alto funcionario encargado durante muchos años del combate al crimen organizado.
Hasta ahora nadie ha hablado de atentado, no existen elementos que sustenten, hasta este momento, esa posibilidad. Hasta ahora, la versión oficial y lo que se sabe, apunta a que fue un accidente. El contexto social del país obliga a tener repuestas precisas, confiables. Que eliminen dudas y sospechas, especulaciones. Que lo que pasó fue eso: un accidente en la vida de un hombre al que la fortuna le sonrió tanto como la tragedia. Todo fue meteórico en él: su ascenso empresarial, su ascenso político.
Su vida misma. Y su muerte también.

Dicen que nadie sabe qué hacer a la hora de morir. Si eso es cierto, entonces es probable que Juan Camilo Mouriño Terrazo y sus ocho acompañantes tampoco lo supieran cuando el Lear Jet 45 se desplomó como un yunque hacia el pavimento.
Otros creen que es mentira eso de que uno recuerda toda su vida antes de morir. Si es verdad, quizá a Juan Camilo solo le llegaron destellos.
Este texto, sin embargo, es para contar esa vida que, como la de cualquier otro hombre, tuvo sus contradicciones.
En la sección consular mexicana de Madrid, España, quedó registrado que Juan Camilo nació el 1 de agosto de 1971 en un hospital madrileño. A los siete años, emigró a México. Esos son dos hechos irrefutables.
La confusión sobre su nacionalidad empezó cuando sus adversarios políticos dijeron que Juan Camilo mentía: que sus abuelos maternos, Camilo y María, así como su madre, María de los Ángeles Terrazo Blanco, no eran mexicanos, por lo que no podían heredarle por derecho un acta de nacimiento de nuestro país.
Juan Camilo se defendió: dijo que gracias a esas raíces mexicanas obtuvo la nacionalidad a los 18 años de edad y mostró documentos que algunos de sus aliados en los diarios reprodujeron hasta el hartazgo.
Por esos días, Miguel Ángel Granados Chapa escribió en Reforma:
El 1 de octubre de 1989 Mouriño obtuvo el certificado de nacionalidad mexicana por nacimiento por ser 'hijo de madre mexicana'. Para efecto de su registro como candidato a diputado federal, Mouriño hizo certificar notarialmente ese documento el 7 de abril de 1997. Ni ante la Secretaria de Relaciones Exteriores ni ante la autoridad electoral mostró el certificado de naturalización de su señora madre, si lo hay, indispensable para saber si fue expedido cuando la familia residía en España o si fue obtenido tras llegar a México en 1978.
Al final, para ser honestos, la nacionalidad de Mouriño no quedó bien a bien comprobada. Quizá tuvo que ver que esa acta parecía haber salido de los Portales de Santo Domingo, donde falsifican todo menos el amor. Quizá influyó que periódicos gallegos como La Voz de Galicia o Faro de Vigo siempre han dado como españoles a los abuelos y a los padres de Juan Camilo. Quizá en algo contribuyó la información jamás desmentida que publicó el diario campechano El Sur, según la cual en 1996 Juan Camilo entró a México con el pasaporte español número 8800581, expedido por el Ministerio de Relaciones Exteriores de España, a través de su consulado en Miami.
0 puede que se haya debió a la incredulidad de la gente en un país en el que los políticos hacen que sea envuelto por la incredulidad.
III
Ya fuese en su casa de las Lomas de Chapultepec, en su rancho Villa Gely en Campeche o en su despacho de la Secretaria de Gobernación, a Juan Camilo le gustaba contar que se alejó de la vida empresarial porque la política lo sedujo como lo hicieron el fútbol o los mariscos; que estudió economía en la Universidad de Tampa, Florida, donde el más sobresaliente alumno ha sido Lou Piniella, el manager de los Chicago Cubs; que se caso por la iglesia católica con Mari Gely Escalante Castillo (hija de Eduardo Escalante Escalante, un constructor cuyos negocios en Campeche han ido viento en popa recientemente); que le gustaba llevar a sus hijos a un colegio de los Legionarios de Cristo, que en 2007 su hija María ganó el certamen Nuestra Belleza Infantil Campeche y que fue coronada por Lupita Jones, la única Miss Universo mexicana; que no fumaba, que su garganta estaba curtida para los rones Appleton Special y el puertorriqueño Matusalén, que tenia debilidad por los trajes Ermenegildo Zegna, que en el antro Love era mejor cliente que Carlos Slim Domit, que para celebraciones especiales cerraba La Lune (un cantabar de Polanco), que lo suyo era bailar salsa y cumbia hasta sudar como en un sauna, que algunos domingos se echaba una cascarita con Felipe Calderón en uno de los jardines de Los Pinos, que para no olvidar a España frecuentaba el restaurante Centro Castellano, que en Campeche tenia siempre una mesa reservada en La Pigua para pelar camarones, y que los Pumas algún dia volverían a ser campeones.
Pero la mejor historia que contaba Juan Camilo era la de su padre: Manuel Carlos Mouriño Atanés.
IV
El hombre al que le fascina fotografiarse en el salón de trofeos del Celta de Vigo, aunque haya caído a segunda división, hoy tiene 65 años y todos en el club de futbol español le dicen Don Carlos. Se sabe que Mouriño Atanés trabajó como auxiliar administrativo de la agencia de viajes Amado, que fue jefe en una fábrica metalúrgica llamada Riomiño, gerente de la firma estadounidense de armamento y transporte Nautrónica, y que por ese entonces se caso en Vigo con María de los Ángeles Terrazo Blanco.
Emigró a México en 1978 porque no le dejaba para bien vivir dedicarse a la venta de autos en la gallega ciudad de Vigo, a unos 600 kilómetros de Madrid. Trabajó en las compañías de la familia de su esposa, hoteles, panaderías y mueblerías. Luego, se instaló en Campeche como un exitoso empresario gasolinero, maderero y constructor. Éxito que sus críticos le atribuyen a su cercanía con el ex gobernador Abelardo Carrillo Zavala.
Si no fuese por la muerte de su hijo, Don Carlos hoy estaría igual que siempre: sonriente, con las manos ajadas, con un reloj de colección y su cabellera blanca, sentado en el estadio del Celta de Vigo, en el palco asignado para el dueño del equipo, porque para eso pagó cuatro millones de euros.
V
Don Carlos y su mujer tuvieron tres hijos: Carlos, Marián y Juan Camilo. Tal vez se hubiesen quedado en España, pero la empresa en la que trabajaba Don Carlos, Nautrónica, entre en crisis. Por eso migraron a México, para que Mouriño Atanés manejara los negocios de su suegro Camilo en el Distrito Federal.
Según un texto de Expansión, fechado el 12 de julio de 2007, entre 1978 y 1984 Don Carlos fundó sus primeras dos empresas: Ivancar, una fábrica de tapetes para autos ubicada en la siempre arriesgada Iztapalapa, y una planta recicladora de papel. Al final, un par de asaltos a punta de pistola en los hoteles de su suegro que administraba lo convencieron de que la ciudad de México no era para él.
Entonces se le presentaron tres opciones: la pesca y venta de mejillones en Baja California Sur, la compra de un hotel cinco estrellas en Toronto o la adquisición de un grupo de gasolineras en Campeche.
Ganó la alternativa de Campeche. Y fue cuando el apellido Mouriño empezó a sonar como un ventarrón.
La historia oficial de los Mouriño cuenta que Don Carlos compró al empresario campechano Santiago Espósito la participación mayoritaria de una empresa que incluía cinco gasolineras, cuatro equipos de transporte, una distribuidora de diesel marino y otra de aceites MexLub. Entonces nació Grupo Energético del Sureste (GES).
VI
Mediados de los 90:
Juan Camilo llega apenas a su casa en Campeche. De un auto brota una estampida de hombres que vienen a secuestrarlo. Durante una semana estará atado de manos y pies, volviéndose loco, hasta que su familia paga un rescate que en ese tiempo era un dineral.
Diciembre de 2006:
Juan Camilo es el jefe de la oficina presidencial. Coordina con firmeza al gabinete calderonista, escribe o borra las citas en la agenda del Presidente, se sienta a conversar con los adversarios, pasa horas en el despacho de Calderón para tomar decisiones sobre los temas más relevantes de la agenda pública, como actuar, con quién negociar, hasta dónde apretar... También lo acompaña a todos los eventos públicos como si fuese la brillante cola de un cometa, pero no habla ni sonríe más de lo necesario. Si no fuese porque los secretarios de alto nivel se le acercaban con vehemencia a saludarlo, Mouriño hubiese pasado inadvertido.
16 de enero de 2008:
Juan Camilo Baja imperturbable de una camioneta Volvo Blanca, con la cabellera engominada y un cuerpo grácil. Es nombrado secretario de Gobernación. Francisco Ramírez Acuña, lo ha decidido Calderón, ya no es funcional. El Presidente tiene registrado el antecedente: en una reunión realizada unos días antes en Los Pinos, celebrada el 11 de enero, Juan Camilo no se tentó a la hora de recriminar a Ramírez Acuña por su ineptitud para manejar ciertos temas políticos.
El rapto, para entonces, es sólo ya una mera anécdota para olvidar.
VII
Los Mouriño estuvieron en boca de los campechanos desde 2000.
Resulta que años atrás Don Carlos ya se habla inclinado abiertamente por un partido: el PAN. "Mi padre fue el primer empresario que públicamente anunció su afiliación al PAN. Fue después de la campaña de Diego Fernández en 94", llegó a decir Juan Camilo.
Su simpatía por el PAN lo llevó a ser uno de los mariscales financieros de Vicente Fox. Los diarios de Campeche reportaron entonces cómo Don Carlos pasaba los días recolectando dinero entre los empresarios locales. Fue tal el éxito en su tarea que Amigos de Fox le encargó hacer lo mismo en Tabasco, Campeche, Yucatán, Quintana Roo y Chiapas. Hubiese querido llegar hasta la elección del 2 de julio de 2000, pero en marzo salió del país: un problema de obstrucción de arterias lo llevó a España a que lo operaran. Juan Camilo, que buscaba la diputación federal, sustituyó a su padre.
Fox sabría luego que Juan Camilo sí que le era leal:
El 21 de junio de 2000, cuando el priista Enrique Jackson exhibió copias de cheques que probaban que los Amigos de Fox recibían financiamiento extranjero, Fox se encontraba en el cierre de campaña en Ciudad del Carmen. Sudaba a chorros. Como la prensa lo presionaba con declaraciones al respecto y a Fox le gustaba salir impecable ante los medios, Juan Camilo le consiguió una camisa azul. No habla tiempo para ir al hotel, ducharse y cambiarse.
Y como la política tiene sus retribuciones, aunque sean lejanas o indirectas, Juan Camilo llegó al Congreso de la mano de la ola foxista.
Ahí, en San Lázaro, volvió a encontrarse con Calderón.
"Lo conocí en 1996, cuando Felipe era secretario general del PAN. Yo estaba recién regresado de terminar mis estudios en Tampa Bay y deseaba darle forma al panismo en Campeche porque no era un partido contendiente. Entonces, Felipe fue como secretario general con la encomienda de organizar el partido en aquellos estados donde no era competitivo y uno de ellos era Campeche. Yen esa reunión, en la que habremos estado alrededor de 30 personas, fue el primer contacto que tuve con Calderón".
El caso es que Calderón, como coordinador de la fracción panista de la LVIII Legislatura en el Congreso, le encargó a un Juan Camilo de 28 años presidir la Comisión de Energía. ¿Qué hizo ahí? Pocos saben.
Pero el GES, el emporio familiar, creció: 38 gasolineras en Campeche, Yucatán, Quintana Roo, Tabasco y Chiapas, ahí mismo donde Don Carlos recolectó recursos para Fox. La familia también incursionó en la compra de franquicias de Burger King, Benedetti's Pizza, Churh' Chiken, Jet Autowash y Tintorerías Max.
Ya partir del 2000, de su acercamiento con Foxy de la estrecha amistad de Juan Camilo con Calderón, las empresas siguieron creciendo: hoy, otra de sus compañías, Transportes Especializados Ivancar, aparece ya como la contratista más importante de Pemex-Refinación.
Un par de datos que no se deben perder de vista:
Uno: después de perder la alcaldía de Campeche ante el priista Fernando Ortega, Juan Camilo emigró a la Secretaría de Energía con Calderón. Ahí fue designado coordinador general de Asesoría y Enlace Institucional. Después, subsecretario.
Y dos: en ese mismo tiempo, Don Carlos, ya de vuelta a México, no se perdía las visitas la Fox a Campeche.
En los años del foxismo, el perredista campechano Abraham Bagdadi dijo, entre otras cosas: "La familia Mouriño tiene afianzado su futuro. Vive en la bonanza. Sus negocios han crecido de manera meteórica. Nadie supo con certeza como, pero de la noche a la mañana extendieron sus negocios".
Con todo, los Mouriño no han dejado Campeche.
Juan Camilo siempre conserve la amistad con el actual gobernador, Jorge Carlos Hurtado, y se le consideró el jefe político de Acción Nacional en la entidad. De hecho, Mouriño designó a la actual dirigente estatal del PAN, Asunción Caballero May, una mujer que nunca niega su padrinazgo.
VIII
Hay quienes regresan a su país con los bolsillos tan llenos que ayudan a olvidar un pasado de carencias. Eso le ha ocurrido a Don Carlos. En el 2003, Don Carlos no estuvo exento de hacer malas apuestas en la política:
Volvió a Campeche para impulsar la candidatura del panista Juan Carlos del Río a la gubernatura. Al final, perdió frente al priista Hurtado Valdez. Dicen que entonces se regreso a Vigo refunfuñando, con la promesa de que nunca se volvería meter a la política.
Quizá por eso, en febrero de 2004, Don Carlos, un futbolista frustrado, cumplió su pagó cuatro millones de euros por 40 por ciento de las acciones del equipo Celta de Vigo.
Del Celta de Vigo vinieron otros negocios para Don Carlos: Fundó Motebur el 1 de abril de 2004; Rialper-Vigo, el 21 de marzo del año siguiente; Inversiones Hispano Mexicanas, el 31 de octubre de 2005; y Porta América Inmobiliaria, el 23 de marzo de 2006. Todas en Pontevedra.
Entonces surgió el caso de Nigrán, un negocio de terrenos en el que compraron barato y revendieron a altos precios 123 mil metros cuadrados.
Le preguntó Expansión a Carlos Mouriño hijo:
-¿Cómo afecta al consorcio que Juan Camilo sea el segundo hombre más poderoso en México?
-Nos pone más todavía en la lupa. Hablamos con él y le garantizamos que no tiene de qué preocuparse. Jamás haremos con el gobierno federal cosas buenas que parezcan malas. Sabemos que los detractores tratarán de magnificar las cosas, por eso tenemos la casa muy limpia y las puertas muy abiertas para que no haya suspicacias.
x
Quienes conocieron a Juan Camilo dicen que no era de esos hombres al que le gustaba tener enemigos. "Mouriño no sabía lo que eran los rencores", dijo hace poco uno de sus colaboradores. "Se le resbalaba todo". Otros han dicho que sabía perfectamente como usar su mano izquierda para conciliar y una mano derecha para golpear la mesa cuando la ocasión lo exigía.
Quizá por eso y ya instalado en el poder de Gobernación, Juan Camilo fue el encargado de negociar la reforma petrolera. Todos los demás operadores de Calderón fueron un fiasco.
Con Juan Camilo se sentó el dirigente nacional perredista Guadalupe Acosta Naranjo. Ellos dos negociaron, tacharon cláusulas privatizadoras, cedieron principios y encajonaron al PRI y a Andrés Manuel López Obrador.
Juan Camilo tuvo que aplacar la resistencia de Agustín Casterns, secretario de Hacienda, que se aferraba a los contratos privados.
Eso, con todo y la aparición de nuevos contratos de empresas ligadas a Juan Camilo.
Uno de los últimos que se dieron a conocer fue a principios de octubre pasado. Resulta que la empresa Esges, filial del Grupo Energético del Sureste, que pertenece a la familia de Mouriño, había logrado 20 contratos con el IMSS para suministrar gasolina, diesel y lubricantes a los vehículos de la institución en el estado de Campeche.
En su momento no se dieron mayores datos, pero ahora se sabe que los dichos contratos se celebraron en 2007 y 2008. Que en el primer mes del año de este año, en suministro de combustible y lubricantes, la empresa ligada a Juan Camilo obtuvo 250 mil pesos; en otro documento se informa que del 10 de octubre del 2007 al 30 del mismo mes el monto fue de 499 mil 917 pesos por la adquisición de gasolina.
El IMSS le pagó a Esges 814 mil pesos, en el transcurso de más de tres meses. Otros 5 millones 487 mil pesos se sumarían a otros cuatro contratos más entre la empresa Esges y el IMSS en el periodo 2005-2006. Y en el 2007 se da cuenta de un gasto en combustible y lubricante por un millón 685 mil pesos; del 16 de octubre del 2007 al 31 de diciembre de ese año la familia de Mouriño suministro al IMSS gasolina por un monto de 387 mil pesos. En ese mismo año se acordó entregar gasolina diesel para maquinaria por un costo de un millón 32 mil pesos.
XI
Hasta que los perredista entraron a una espiral absurda de conflicto por sus elecciones internas, Juan Camilo pudo respirar de tanta tunda.
Fueron los perredistas -en especial Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Monreal, Gerardo Fernández Noroña y Jesús Zambrano- los que no soltaban al ex secretario de Gobernación.
Monreal llegó a presentar una denuncia por uso indebido de facultades, abuso de autoridad, peculado, tráfico de influencias y coalición de servidores públicos. Noroña se fue a España para llegar diciendo a México que ni los abuelos ni la madre de Juan Camilo eran mexicanos. Y Zambrano llegó a decir que para las elecciones españolas realizadas en marzo pasado, la embajada de España habla enviado boletas electorales a Juan Camilo; ésta sí fue una información desmentida.
Lo que no se pudo contravenir en su momento, fueron las propias declaraciones del panista Juan Bueno Torio, ex director de Pemex Refinación, quien dijo que con quien habló de negocios no fue con Juan Camilo, sino con Don Carlos, el padre.
Lo que tampoco pudo ser desmentido por Juan Camilo fueron los contratos que López Obrador dio a conocer a principios de marzo: la empresa familiar Ivancar recibió más de 100 millones de pesos pagados por Pemex. Lo más grave era que Juan Camilo había firmado esos convenios cuando era presidente de la Comisión de Energía en la Cámara de Diputados y, posteriormente, cuando se desempeñaba como director general en la Subsecretaría de Política Energética y Desarrollo Tecnológico de la Secretaria de Energía.
Esa batalla la perdió Juan Camilo.
De hecho, el 6 de marzo pasado, acudió al noticiero que conduce Joaquín López-Dóriga y ahí, en cadena nacional, aceptó que firmó dichos contratos.

Una semana después, el 11 de marzo de 2008, López Obrador dio a conocer dos contratos más de las empresas de la familia Mouriño con Pemex. Informó que los convenios fueron otorga-dos sin licitación y signados por Juan Camilo e Irma Alejandra Rodríguez Baeza, gerente de Transporte Terrestre de Pemex Refinación, el 20 de diciembre de 2000 y la misma fecha de 2001, para que Ivancar transportara cada año productos derivados del petróleo.
Eso, se leía en los documentos que el perredista tenia en las manos, representó para la familia de Juan Camilo montos por un mínimo de 5 millones 893 mil pesos y hasta 14 millones 709 mil pesos.
En esa andanada, también se supo como la Constructora Escalante, propiedad de Eduardo Escalante (padre de Mary Gely, la viuda de Juan Camilo), obtuvo la licitación para construir carreteras en Campeche. "Es fruto de nuestro trabajo", justificó Mary Gely.
¿Qué paso entonces?
La comisión especial de diputados para investigar las presuntas irregularidades cometidas por Juan Camilo lo exoneró.
X I I
Eso de sentarse a la derecha de Felipe Calderón tuvo sus privilegios. Pero quizá el mejor fue al llegar a Gobernación porque se posicionó como el candidato del PAN para la Presidencia en 2012.
Así lo entendieron las revistas chic, como Quién o Caras, que los últimos meses mostraban en sus portadas a Juan Camilo como el panista con mejor perfil para darle batalla al gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto y al jefe de gobierno capitalino Marcelo Ebrard.
El problema de Juan Camilo fueron los contratos con Pemex. Eso lo fue arrastrando a un vacio que aprovechó López Obrador.
Una de las encuestas más duras para Juan Camilo se publicó en el diario Milenio el 11 de marzo de este año. Ahi, se leía que 85 por ciento de los encuestados opinaba que no había sido ético signar esos convenios; 68, que debía renunciar; y 53 por ciento, que Calderón sabia de las transacciones.
A últimas fechas, no se descartaba que Mouriño fuese el candidato: a la gubernatura de Campeche o a la Presidencia.
XIII
Desde principios de septiembre pasado, los rumores decían que Juan Camilo dejaría la Secretaria de Gobernación para buscar la gubernatura de Campeche. Los columnistas soltaban en dos o tres líneas que Josefina Vázquez Mota llegaría en su lugar. Eso a Juan Camilo le parecía fuego amigo proveniente de Los Pinos.
En corto, sin embargo, decía que Calderón no lo movería y que su puente con el PRD, fundamentalmente con el ala de Nueva Izquierda, era una razón más para que el Presidente estuviese satisfecho con su trabajo.
Entonces llegó la tragedia, cuando en segundos el mundo se atasca perpetuamente: el Lear Jet 45 cayó sobre Periférico. Minutos antes, y si no es mentira lo que dicen que pasa antes de morir, Juan Camilo Mouriño tuvo frente a si destellos de una vida que ya no pudo ser más.

¿Accidente o atentado?